lunes, 8 de octubre de 2007



A veces, la Luna piensa que todos son como ella. Imagina que nada ni nadie tiene raíces o ataduras, que todo flota, libre. En esas noches, se ve a sí misma reflejada en el agua y sonríe a la espera del viajero que llegue hasta ella. Pero luego, siente frío, y se da cuenta de que nadie poseerá tales alas. Entonces, se mira a sí misma de nuevo, y comprende que ella tampoco las tiene.

...Porque no nos hacen falta alas para sentarnos con ella y fantasear...
Si alguna vez me entran ganas de bajarme, serás uno de los principales motivos para que no lo haga, Clementine.
La foto, pura improvisación de mi cámara hace más de un año.
a dreamer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me encanta de qué manera susurras a la luna.
el mundo necesita personitas como tu. sí, la vida no sería lo mismo si no existieses.

todas las noches de luna llena
clementine